La perfiloplastia es el nombre con el que se conoce al conjunto de cirugías faciales que, combinadas en el mismo procedimiento quirúrgico, mejoran ambos perfiles de nuestro rostro. Incluye operaciones como la modificación del mentón o la eliminación de la grasa localizada, conocida como papada, además de las diferentes cirugías de la nariz.
Es bastante habitual que los pacientes no relacionen la posibilidad de mejorar la armonía de su rostro con la combinación de varios procedimientos, sino que piensan que pueden conseguir cambios sustanciales con una sola cirugía. Los pacientes no asocian el avance de mentón con la mejora de la flacidez del cuello o la lipoestructura como complemento perfecto para conseguir buenos resultados en el lifting facial. Por estos motivos, las cirugías maxilofacial y plástica son tan buenas aliadas.
Generalmente, cuando un paciente se decide a realizarse una rinoplastia con la intención de estilizar su perfil, el especialista estima si necesitaría combinarlo con alguna otra cirugía propia de otra especialidad médica para conseguir los resultados deseados.
Con la rinoplastia por ejemplo, se pueden resolver problemas funcionales y estéticos de la nariz, además de corregir desviaciones, perfilar su forma o el grado de apertura de los orificios nasales. A su vez, permite tratar malformaciones de origen congénito o las adquiridas por alguna enfermedad o traumatismo, derivado de algún problema respiratorio. Sin embargo, en muchas ocasiones también es necesario contar con un otorrino para que corrija los cornetes.
Por otro lado, la genioplastia permite proporcionar la forma y proyección del mentón con un limado de la barbilla o un avance de las estructuras óseas. Este procedimiento quirúrgico requiere en ocasiones del acompañamiento de una cirugía ortognática para corregir deformidades dento-cráneo maxilofaciales.
¿Cambiará mi rostro por completo?
Actualmente, persiste todavía la creencia de que si nos realizamos estos retoques faciales podemos no reconocernos al mirarnos al espejo. En cambio, la gente no tiene ningún miedo a las cirugías de contorno corporal.
No obstante, este pensamiento está muy alejado de la realidad, ya que los retoques que se realizan en el rostro son más sutiles y menos perceptibles que los del contorno corporal.
En este sentido, la cirugía de nariz es una de las más demandadas, porque permite lucir una nariz en plena armonía con el resto de proporciones y sin que se note que está operada (cuando se realiza bien la cirugía).
La gente tiende a generalizar al pensar que una “cara operada” cambia la identidad del paciente. Esto sucede porque se asimilan las “caras operadas” con las caras mal operadas. Cuando la cirugía se realiza correctamente ni siquiera alguien muy cercano al propio paciente sería capaz de determinar qué procedimiento se ha realizado exactamente, sino que simplemente se percibe una mejora generalizada de la armonía facial y, por tanto, de la belleza.
Habitualmente, el paciente que pide una rinoplastia necesitará acompañarlo de una mentoplastia o una liposucción en la zona submentoniana. Para lograr los mejores resultados es vital comentar nuestras expectativas de manera sincera a un especialista y dejarnos aconsejar por un profesional.